La gimnasia emocional –basada en la neurociencia y la educación emocional– activa nuestro cerebro y lo entrena como un músculo más del cuerpo. Lo saca del piloto automático y hace que genere nuevos puentes neuronales, lo que nos da conciencia, atención y poder sobre nuestras decisiones. Esto hace que podamos tener herramientas para enfrentar adversidades y gestionar emociones obstructivas.

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